La fan Silvia Herrera se enganchó al músico cuando asistió al primer concierto.
La primera vez que escuchó uno de sus temas, Te he echado de menos, le gustó y, cuanto más sonaba, más le gustaba. Luego vio una foto suya y, además, le pareció guapo. «Pero la cosa realmente empieza cuando lo ves en un concierto, en directo es genial». Silvia Herrera lleva siguiendo a Pablo Alborán casi desde sus inicios, cuando sacó su primer disco allá por el 2011. Ya casi no recuerda cuántas veces lo ha visto en vivo. «No creas que son tantas, ¿eh? Habrán sido unas seis o siete», explica, pero matiza que no es por falta de ganas, sino más bien de tiempo y de dinero. La joven, solo un año menor que su ídolo, de 26 años, trabaja en un comercio de Lugo mientras estudia Dirección y Administración de Empresas.
Por eso fue de las primeras en comprar la entrada para el concierto que el malagueño ofrecerá en la explanada exterior del Pazo da Cultura el próximo 11 de septiembre. Repetirá, así, ciudad la joven. También Pablo Alborán, que ya actuó en el 2012. Junto a ella en aquel concierto se encontraba parte del grupo de amigas que hizo gracias al cantante y compositor. Y con ellas estará también en la ciudad del Lérez. Hasta aquí vendrán desde Ourense y A Coruña, entre otras provincias gallegas.
Sin largas colas
Esta vez no será necesario organizarse en turnos para hacerse un hueco en primera fila. «En el norte de España la gente es más tranquila, pero en el sur a veces incluso hay discusiones por ocupar los primeros sitios», señala. «Cuando se pone el primero, es el día», admite Silvia, que reconoce que en Granada, una vez, hizo seis días de cola para poder disfrutarlo de cerca. «Yo, para sentarme en las gradas, no voy», sentencia. Admite que, aunque sería más lógico que todas las admiradoras de Alborán -o de cualquier otro artista- formaran el mismo día del concierto, los nervios que les genera la posibilidad de quedarse sin su sitio les impide aguantar el tipo hasta el día de la cita. Cree que son principalmente los fans más jóvenes los que empiezan antes las guardias. «A veces las madres hacen noche por ellas y les guardan el turno», cuenta.
Con los pies en la tierra
Aunque reconoce que canta y compone bien y que además es guapo, lo que le conquistó de él no es nada de eso: «Es muy cercano, tiene los pies en la tierra», dice. Cada vez que ha tenido la oportunidad de estar con él, se lo ha confirmado. Y eso que todavía no es de las que reconoce en cuanto la mira. Confiesa que cree que él es consciente de que la ha visto muchas veces, pero su relación no es como con otras chicas de Madrid, o las que le llevan siguiendo «desde que tocaba en bares pequeños de Málaga». Pero de aquello hace mucho. Ahora es el chico que llen tres días seguidos el Palacio de los Deportes de Madrid y cinco días después, otros dos días seguidos el Palau de Sant Jordi. Por cierto, fue precisamente en el primero en el que Silvia lo vio por primera vez. Fue el 20 de diciembre del 2011.
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